miércoles, 7 de mayo de 2014

Fuentes de Micieces de Ojeda: LA FUENTE DE LOS MUERTOS.




5. Fuente Los Muertos.
(Hidrografía de Micieces)


FUENTE DE LOS MUERTOS

(JLR)

Siempre se llamó Fuente de los Muertos, o Fuente-los-muertos, sin separar nombre y apellido. Y su nombre se debe a una razón geográfica muy simple: está situada enfrente del cementerio, que está como quién dice ahí mismo, arriba. Es decir, la fuente está (estaba) al pie del Altolaiglesia, en su cara este, en el antiguo camino de Berzosa y en su cuneta derecha saliendo de Micieces. Una lindera grande, alta, llena de olmos venía a terminar nada más pasar la fuente. Además, y aprovechándose de su humedad, la protegían cantidad de zarzas y todo un muestrario de hierbajos de humedales.


Se la veía manar, aunque el no cuidarla hizo que, con el pasar del tiempo, se fuese taponando y quedase muy poco separada de las roderas de los carros, que a poco se comen su cuneta y la lindera que la separaba del camino.

Recuerdo que en muchas ocasiones, muchísimas, en que fui por el camino de Berzosa nunca llegué a beber de su agua. Solo rara vez, rarísima, para poder decir que yo había bebido en la Fuente los Muertos. Pero eso sí, con una cierta prevención. Y es que, como el agua no corría mucho, quedaba estancada y el polvo del camino solía posarse por encima. Y, claro, aquella camisa que brillaba por encima, o nos parecía que brillaba, esa capa de posos que suelen tener las aguas remansadas y quietas, era para nosotros, niños y adolescentes, la sustancia de los muertos que se filtraba desde el cementerio… Y, hombre, un respeto… (aunque, la verdad, era más asco, un cierto repelús y un “por-si-acaso”).



El agua, aunque poca, atravesaba el camino, no en vertical, sino que iba unos metros más allá, porque allí mismo el camino tenía una revuelta hacia la izquierda. El caso es que aquello se encharcaba  y formaba casi una lagunilla, y el paso de animales y carros hacía un barruchal, y había que pasarlo pisando piedras o saltando por un senderito que había en la cuneta izquierda.

Cuando llegó la concentración, el camino de Berzosa sufrió una reestructuración total en esta zona. Y también se tiró de máquina por todo lo derecho haciendo curvas: desaparecieron todos los árboles, olmos, y toda la vegetación del camino, se prescindió de fuentes e, incluso, se trazó nuevo recorrido para muchos arroyos. En algún caso el trazado no tenía lógica y las tormentas volvieron a hacerse las dueñas del campo.  


De todos modos, la Fuente los Muertos desapareció para siempre y descansa el eterno sueño de aquellos a los que recuerda su nombre. ¡Ni un junco, ni una sota quedan como testimonio de que allí está enterrada!


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