martes, 25 de abril de 2017

Micieces de Ojeda. Curiosidades: LAS VENTAS, topónimo de Micieces.









 L A S   V E N T A S
(JLR)

LAS VENTAS es un topónimo del término municipal de Micieces, situado en la zona del camino de Vega ─o a Vega─, entre los límites de los términos municipales de Olmos, Payo y Quintanatello.




Antiguamente el camino de Vega iba más  o menos en línea recta desde el camino de Olmos, subiendo por Valdecorvo hasta lo alto de la Varga de Quintanatello donde cruzaba la carretera 2233 y bajaba por el valle hasta empalmar, pasado dicho pueblo, con la carretera 2223.  Ese trazado del camino de Micieces a Vega acortaba notablemente la distancia. Con el tiempo se hizo un nuevo trazado: empezaba el cruce del camino de San Lorenzo con la carretera 2233 ─la de Micieces─ y empalmaba  más adelante con el antiguo trazado. Pero hoy, a causa de la primacía de las tierras de labor, el trazado de ese camino de Vega está tan desconocido y va tan por otros sitios que lo único que mantiene es el nombre: va siguiendo las curvas y recodos de los caminos de concentración y llega, sí, a la carretera, pero mucho más cerca de Payo que de la cima de la Varga de Quintanatello. Apenas reduce distancias y ya no vale la pena usarlo como camino a Vega. Y, desde luego, se han perdido por innecesarios los otros antiguos caminos que en lo alto del páramo se cruzaban. Y de la antigua venta  que dio nombre a la zona, no queda sino un recuerdo muy diluido. Pero el topónimo de LAS VENTAS se mantiene todavía: son las tierras de Micieces en lo alto de ese páramo, que se inclinan  suavemente hacia el este, hacia los valles Valdecorvo, Parijuelo y Gorrón del camino que va de Micieces a Olmos.




No busques en los mapas actuales su ubicación, ni los caminos que se cruzaban, ni señales de lo que antiguamente fue… Solo queda su memoria indeleble en las tradiciones de los pueblos limítrofes conservadas en sus leyendas,  historias e historietas. Incluso hace mucho tiempo que desapareció de esta zona lo que fue monte en beneficio de las tierras de labrantío, y el aspecto externo del paisaje es ahora totalmente diferente a como fue antes de  la concentración parcelaria, y es del todo irreconocible y diferente si se  le compara con el de tiempos más antiguos, por ejemplo, de antes de hacerse la carretera ─me refiero a la carretera empedrada, que el asfaltado es… muy reciente─.
La Micipedia cuenta que por aquí, en la parte alta, hubo en tiempos unas casas que ejercieron de  venta, de posada, de cantina, de parada y de descanso para todos los que transitaban por estos parajes. Posiblemente aquello nació como casa agrícola, casa de campo, quizá dehesa, ubicada en los campos que cultivaba. Y, pasado el tiempo, la propiedad se subdividió, se heredó en trozos más pequeños…, y alguien vio como posible negocio el hacer en ese mismo lugar una posada o venta. O quizá simplemente adaptó las construcciones antiguas a una nueva función y nuevo oficio. La verdad es que la tal venta o posada no estaba mal situada para los que  iban de un pueblo a otro por razones personales y para los que iban a los grandes mercados y ferias de Aguilar, de Cervera y de otros pueblos del norte de la provincia, porque  aquí se daba una encrucijada de rutas o caminos: el que va del Boedo norte y centro a Aguilar y a Cervera, y el que va de los pueblos del este y sur de la Ojeda y del sur del Boedo hacia Cervera y a todos los pueblos del alto Burejo. Todo esto sucedía antes del trazado de lo que se conoció posteriormente como carretera, es decir, con los caminos a los que se les solía llamar reales.



¿En qué consistía la posada o venta? Sería como todas las demás de aquellos tiempos: un lugar cerrado con tapias, con su patio interior para carruajes y sus cuadras para animales. Y una sala comunal, grande, que serviría de comedor, cantina, dormitorio… Y tendría también habitaciones privadas para los que quisieran más intimidad y quisieran pagarlas. Y seguro que servía comidas y ejercía los oficios de cantina. Algo así como las que describe el Quijote.
Y casa de juego. En dichos populares queda el recuerdo de la afición al juego que existió siempre en esta zona de Castilla. Siempre se suele contar que en este tipo de ventas o posadas, y en esta en concreto, se ganaron y perdieron en el juego fortunas notables. Las idas y venidas a las ferias eran fechas muy propias para el juego. Sin olvidar el juego de las chapas, tan típico y tradicional en la Semana Santa.




         Claro, visto así, también era terreno abonado para pícaros, bandidos y bandoleros. Y en la memoria de mucha gente quedan referencias a ello. Y algunas historias se publicaron en “pliegos de cordel”. Pero de esto hablaremos próximamente…








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Himno a Micieces de Ojeda