martes, 18 de marzo de 2014

Berzosa de los Hidalgos: LA MORA DE LA FUENTE (III). ¿Qué pasó después?






LA MORA DE LA FUENTE (III)


¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?
(JLR)

¿Qué pasó después? ¿Qué fue del hidalgo? ¿Y la tumba de la mora? ¿Y…?

A uno le cuentan un cuento o una leyenda, lee un libro interesante o ve una película que le gusta y siempre le queda en el fondo del regusto la clásica pregunta: ¿qué le paso luego al protagonista, al bueno, a la chica, al chico, incluso al malo…?  Queremos que no queden cabos sueltos por ahí porque,  si queda algo suelto, nos da la sensación de que ese mundo soñado, en el fondo un poco nuestro mundo, está en el aire e inacabado. Y nos gustaría que, al menos ese mundo imaginario, fuese lo más perfecto posible. En el fondo significa que nos ha gustado lo que nos han contado.

Pues eso me pasó a mí con “La Mora de la Fuente”. Yo quería saber qué hizo el hidalgo enamorado, si se casó, si encontró novia, si… Y una cosa muy normal: yo había ido muchísimas veces a la fuente La Mora y había bajado infinidad de veces la ladera de aquella brecera, pero nunca había visto ni la más mínima señal de ninguna tumba. ¿Dónde estaba, pues, la tumba de la mora? ¿Lo decía el libro aquel? Eso le pregunté yo al sacristán de Berzosa.

- Chiguito, tampoco lo quieras aprender todo en un día. Sí, hay otro romance que trata de lo que hizo el hidalgo después de la muerte de la mora.
- ¿Y qué hizo? –le pregunté con curiosidad.

            Y él me hizo un resumen.  Incluso me cantó algunos versos con una melodía que yo conocía, aunque con otra letra, porque la cantaba mi padre en aquellas eternas noches del invierno castellano. Lo que pasa es que a mí la voz y la entonación del sacristán de Berzosa me sonaba un poco a la misa de réquiem…  Y esto es más o menos lo que recuerdo que me contó:

Cuando entierro y duelo hubo terminado, el joven hidalgo se pasó días y días callado, entristecido, como ido… Salía todos los días al campo, como que iba de caza,  pero a donde iba era a la tumba de su mora y allí pasaba horas y horas. Un día cambió de repente: buscó sus armas,  ensilló su caballo y se dispuso marchar. Sus padres al instante comprendieron qué iba a hacer.
- Hijo, no lo hagas. Eso no es justicia, es venganza. Deja la justicia al rey…

Y tanto le insistió su padre, que al fin se dejó convencer.  Las lágrimas de la madre tuvieron también algo que ver con ese cambio.
- No tomaré venganza del asesino ni de quien lo indujo a asesinarla. Pero huiré de aquí, porque si no, cualquier día haría una barbaridad contra toda la morería…

Y, armado como estaba ya y preparado su caballo, subió a él y dijo:
- Me voy a la guerra. Ya que la justicia pertenece al rey, me voy con el rey a hacer la guerra contra los moros: esa será mi venganza y mi justicia…
Picó espuelas y desapareció por el camino del sur sin más despedida y sin volver la vista atrás…

- ¿Y… la tumba de la mora? ¿Dónde está? Porque yo no la he visto…
- ¡Uff…! ¡Hace tanto tiempo de aquello…! Ni a moros ni a cristianos les interesaba que aquella tumba continuase visible como testigo mudo de la injusticia que unos y otros había cometido contra los dos jóvenes. Los padres del hidalgo, sobre todo la madre, algunas veces iban por allí y la limpiaban, o ponían las piedras bien colocadas… Pero en cuanto ellos se murieron, nadie se preocupó de la tumba. Crecieron los brezos, se corrieron las piedras, la pisotearon los animales… Es decir, desapareció. Si es que hasta el recuerdo del mismo hidalgo se ha perdido.  Así que la tumba con mucha más razón. Podría estar en cualquier sitio, pero es imposible averiguarlo. Nos basta saber su historia y lo que sucedió…

            Un día mi padre me trajo un paquetito, muy pequeño:
- Toma, -me dijo-. Te lo envía el sacristán de Berzosa.


Yo lo cogí con curiosidad. Creía que serían recortes de hostias, pero no: ¡eran unas hojas  de cuaderno escritas! Y en ellas estaba el romance que yo no pude copiar, pero que él me contó. ¡Lo había copiado para mí! También mi madre lo había guardado con todas las demás cosas de los tiempos infantiles de sus hijos.



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       - Berzosa de los Hidalgos.

- Fuente La Mora.
- La Mora de la Fuente I (Recuerdos).
- La Mora de la Fuente, II: EL ROMANCE.


                             Próximo: ROMANCE DE "EL HIDALGO BERZOSEÑO"


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