jueves, 9 de octubre de 2014

Tradiciones de Micieces de Ojeda: BENDICIÓN DE LA MESA.







Bendecir es "bien decir". Y "decir bien" es como alabar, reconocer, agradecer...

La bendición de los alimentos es una costumbre muy antigua. Desde siempre se han llevado a cabo rituales para pedir la fertilidad de la tierra ("la bendición del campo"), la lluvia en tiempos de sequía ("para pedir la lluvia")... porque la vida del ser humano depende de la tierra (independientemente de que en los tiempos actuales muchos no sean conscientes de ello).


En todas las culturas existe alguna forma expresa para agradecer el bien de los alimentos. No importan las palabras, no importa el nombre de a quién va dirigido el agradecimiento. Desde la prehistoria, pasando por Egipto, Judea, Mesopotamia, Grecia, Roma, China, India, América, África..., todos los pueblos han agradecido este don.

En el Cristianismo pedimos el alimento ("danos hoy nuestro pan de cada día...") y damos las gracias por él.

La manera de dar las gracias varía de un lugar a otro. Incluso de una familia a otra. En mi casa se hacía con las siguientes palabras:



                        BENDICIÓN DE LA MESA

La comida Dios nos la ha dado,
las gracias a Dios se den,
bendito y glorificado
por siempre jamás. Amén.


El que bendice bendiga,
sea Jesucristo y María:
la bendición de Dios Padre,
Dios Hijo
y Dios Espíritu Santo
sea con todos  y con nosotros. Amén.

Ave María Purísima.
Sin pecado concebida.


¿Quién recitaba esta "bendición"? Pues el padre, la madre y, a veces, el más pequeño (o sea, yo). O a quien se lo pidieran.
Lo que sí es cierto es que nadie empezaba a comer hasta que no se "echaba la bendición". Y la bendición no se recitaba hasta que todos estaban sentados a la mesa (menos la madre o la hermana que eran las que llevaban y traían los platos, la comida...).



Esta tradición "casi" se ha perdido (me consta que en algunas casas aún persiste. Las pocas veces que estoy con mi hermana, antes de la comida siempre dice "la bendición"). Y es que en la ciudad, con el estrés del trabajo, del horario, del tiempo, de... no es fácil reunirse toda la familia a la hora de comer. Y además, están los locales de comida rápida ("rápida" por lo que tarda en digerirse, no por lo que tardan en servirla), los alimentos preparados, congelados... que permiten a cada uno elegir lo que quiere... (antes esto funcionaba así: "hoy hay lentejas, si las quieres las comes y si no..."). Y no parece muy funcional "echar la bendición" en un Burger o en una casa donde a la hora de comer cada uno lo hace a su estilo: sentado, de pie, paseando, con el móvil, frente al ordenador...

En fin, también son cosas del "progreso" (¿?). Pero, entre vez y cuando podemos acordarnos de agradecer por los alimentos, por la vida (mejor por la VIDA, con mayúsculas) como lo hacen:   
Mercedes Sosa






o estos simpáticos perritos



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