domingo, 4 de mayo de 2014

Historias de Micieces de Ojeda: PESCADORES FURTIVOS






PESCADORES  FURTIVOS
(JLR)

Y los dos hermanos cogieron la herrada con los reteles dentro, ya preparados por la madre, la horcaja, la merienda y se fueron al río a pescar. Echarían los reteles en el trozo que va del final de las praderas, el pozo León, hasta el puente de madera que lo cruza por donde el camino de San Lorenzo. Aquel trozo de río lo conocían bien. Seis o siete reteles tenía colocados y el espacio que habían de recorrer no era largo. Como otros muchos que pescaban cangrejos, a retel o a mano, no tenían licencia de pesca. ¿Quién iba a venir a controlar la pesca en este riachuelo?

Ya habían hecho unas cuantas sacas, pero el contenido de la herrada, los cangrejos pescados,  no aumentaba. ¿Será que es mala tarde para pescar cangrejos?
-Si es que no salen…
-No ha salido el cierzo, seguro que es por eso…
-Bueno, vamos a hacer un par  de sacas más y nos vamos, que ya casi es de noche.
Entre saca y saca se dedicaban a coger quitameriendas, a merendar, a hacer trenzas con los juncos…  Se habían sentado en la hierba. Era agradable, hacía buena tarde. Poco a poco iba anocheciendo… Y, sentados, esperaban dando tiempo a los cangrejos para que entrasen en sus reteles…
- Mira, vienen dos por el puente…
-  Sí. ¿Quiénes serán a estas horas?
- Algo les brilla en sus cabezas. Llevan gorro…
- ¿Gorro? ¡Que es el tricornio…!
- ¿La guardia civil?
- ¡Coge la herrada, rápido, y nos vamos…!
- ¿Y los reteles?
- Déjalos, ya vendrá padre mañana…
Y los dos, no corriendo para no llamar más la atención, sino a toda pastilla, pero andando, huyeron de la escena… Alguna mirada hacia atrás…
- ¿Nos persiguen?
- Yo creo que no, seguro que se han quedado a coger los reteles…
Sofocados, nerviosos, angustiados… llegaron a casa de su abuela que pillaba de camino.
- ¿Qué os pasa?
- Que estábamos pescando a retel y viene la guardia civil…
- Venga, meteos en la hornera, que aquí no van a entrar. Cuando pasen, ya iréis a casa.
Y efectivamente, pasaron, los dos, guardia civil caminera


¿Qué cómo terminó? De madrugada el padre de los niños fue a por los reteles: la guardia civil no había visto todos, pero la mitad sí y se los llevó, y dejó el resto que no vio. Al día siguiente los padres se enteraron de que habían preguntado en el bar quiénes podrían ser aquellos dos niños pescadores furtivos… El del bar suponía quiénes eran (eran vecinos suyos), pero quitó importancia al hecho y… nadie habló más de aquellos dos pescadores furtivos. Y la guardia civil caminera, gorro de hule y alma de charol, se fue a hacer noche a Alar. Y el verano siguiente aquellos dos hermanos ya no eran furtivos: sacaron su licencia de pesca de cangrejos.


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