martes, 10 de enero de 2017

Micieces de Ojeda. Curiosidades: LOS MOLINOS OCULTOS DE MICIECES.





LOS MOLINOS OCULTOS
(JRL)

Actualmente en Micieces existen tres molinos. Ninguno se utiliza, pero los tres pudieran moler ya mismo. Hubo un cuarto, certificado en el Catastro del Marqués de la Ensenada: el de la Serna. Todos los cuatro estaban sobre lo que llamamos río Micieces y eran de conocimiento público, aunque alguno fuera de propiedad privada. Y había otros, al menos dos, ocultos, cuya existencia solo los miciecenses sabían y, por lo que parece, eran de propiedad privada, un negocio particular.


       Su existencia se desprende de la toponimia (Palahierro, Gorrón...) de la trasmisión oral y de las leyendas que generaron. Estaban situados en arroyos de monte, alejados del pueblo, en terrenos que entonces eran bastante fragosos,  ásperos, intrincados y, además, ocultos en el monte y disimulados entre la vegetación de robles y encinas.


Esos arroyos, cuyas aguas aprovechaban como fuerza motriz, eran bastante más caudalosos que hoy y ambos molinos estaban construidos en lugares muy apropiados en los que se beneficiaban de todas las aguas de torrentes, fuentes y arroyos de la cuenca de ese valle. Por el caudal de agua, no  les era fácil moler en verano, pero lo aprovechaban al máximo. Para poder moler, se hacía una presa en el cauce del arroyo, se retenía el agua y se regulaba su salida: con esto se conseguía más presión en la caída al rodezno y se duraba más el tiempo útil de molienda.


En realidad, cualquier molino era una auténtica obra de ingeniería, pero estos molinos ocultos lo eran mucho más: tenían calculada la fuerza que el agua del arroyo podía conseguir, la caída que era necesaria para obtener la fuerza que pudiera mover al rodezno y la muela, el tipo más adecuado de rodezno que aprovechase al máximo la fuerza del agua, el tamaño de las muelas… Todo estaba calculado y todo funcionaba a la perfección.

¿Y por qué hacer molinos en lo más escondido y recóndito del monte?
En la cultura mediterránea, desde tiempo inmemorial, el pan y la harina eran imprescindibles en la alimentación de personas y ganados. Pues en los primeros tiempos de los pueblos castellanos, y a lo largo de muchos siglos, fueron importantísimos los molinos harineros, siempre estuvieron protegidos por la ley y casi siempre fueron propiedad de los señores, de los monasterios, de los beneficiados reales…: ¡eran elementos productores de riqueza para sus dueños!


 Los molinos de carácter público, cuando se permitían, tenían todos los permisos y pagaban sus impuestos o aranceles, pero no abundaban en el antiguo régimen para que no hiciesen la competencia a los de concesión real, monacal o nobiliaria. Así que no eran infrecuentes los molinos en arroyos recónditos y escondidos y en construcciones más o menos disimuladas para evitar inspecciones, requisas e impuestos… El estraperlo no se había inventado todavía, pero la evasión de impuestos y el ocultamiento de riquezas para no pagarlos vienen de muy lejos…, de tan lejos como el mismo fisco.



En Micieces parece que hubo dos molinos de este tipo: uno en el arroyo de Gorrón y otro en el de Palahierro. Algunos recuerdan haber oído a su padre o a su abuelo algún comentario sobre la existencia de esos molinos.

Y es muy posible que estos valles, y sus fuentes y arroyos, tomaran el nombre de una de las piezas propias de molino harinero, nombre que siguen llevando. ¡Recuerdo vivo de la historia!

¿Cuándo desaparecieron aquellos dos molinos? Lógicamente no podía ni debía aparecer a la luz pública, y menos en documentos escritos. Ni siquiera en documentos de herencias: sería lo mismo que denunciarse sus dueños a sí mismos.  Lo más probable es que desapareciesen rondando ya el siglo XVIII.
Micieces era uno de los pueblos que dependía de los monasterios de Santa Eufemia y, luego, del de San Andrés. Más tarde pasó a ser beneficio del duque de Frías. Posiblemente  en esta época se perdieron los molinos. ¿Por qué? A las monjas seguro que era más fácil engañarlas, pero el duque impondría un mayor control, una mayor vigilancia... Quizá la verdad histórica no se pueda comprobar, y la tradición oral ─la Micipedia─ ignora esa verdad, si la hubo, y hace referencia a otra. 

Las piedras se cortaban y se traían hasta los molinos
 desde la montaña palentina.





Próximas entradas:

- PALAHIERRO Y GORRÓN.
- ROMANCE DEL MOLINO DE PALAHIERRO.



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